Pues si, suena interesante, suena feo —puta—, suena políticamente incorrecto, la puta perfección... la puta perfección es aceptarme diría un psicólogo, "aceptarme" suena a tirar la toalla, a puto —valga la redundancia— loser, a inmovilismo, voy a seguir destripando putas pensaría el bueno de Jack y sonríe: porque me acepto como soy.
Y una mierda. Una puta mierda. A quién le suene feo, quien busque belleza literaria, quien tenga miedo a la prosa franca y neta: que se vaya al puto Instagram.
La puta perfección no es aceptación, tampoco es odiarse, quizás esa sea la distorsión en la fuerza, la puta perfección no debe detonarse por un sufrimiento, si sufres es porque alguien —y no eres tú— no ha buscado su puta perfección.
La perfección es enemiga de lo bueno diría algún coach. No tío. Lo bueno es aceptable, es cortoplacista, admite el fallo, abre la puerta a la incertidumbre, es del puto equipo de los losers, es autocomplaciente, conduzco de puta madre pero me he llevado por delante un semáforo, un árbol y la vaca que pastaba.
La puta perfección debe detonarse desde la construcción, desde la creatividad, no surge de un puto manual de autoayuda, eso es para los débiles —esos otros losers—, surge del deseo firme de cambiar las cosas, del coraje, de la rabia, de una hostia encima de la mesa, de multiplicarse por mil si hace falta y sólo por cero si soy Jack —la especie lo agradecerá—. La puta perfección es levantarte cada mañana y mirarte al espejo y decir: hoy quiero ser un poquito mejor.
Demasiado complejo quizás.
Hoy hemos discutido de nuevo, llevamos 5 años juntos y creo por primera vez nos hemos gritado, la puta perfección me ha revuelto el estómago, me ha hecho volver a pensar si debería multiplicarme por cero, me ha hecho sufrir de nuevo, me ha hecho odiarme por ser como soy, he sido consciente de mis actos y pensamientos pero no he sido dueño de los mismos. He sufrido, pero peor: he hecho sufrir.
La puta perfección debería haberlo evitado, la puta perfección es que he olvidado que soy el puto hombre más feliz cuando te hago feliz, cuando tu puta sonrisa es como un chorro de luz, es una puta onda expansiva que atraviesa el universo, torna azul los cielos, de verde la piedra y María la hierba.
La puta perfección quizás no es tan compleja al fin y al cabo, tan sólo hacerte sonreír.