Aquí estoy de nuevo, 2 años después. Quería volver y enfrentarme a este escenario, miro al sol, no miro hacia atrás, tengo miedo, miedo a no ver sombra, sino hemorragia, un torrente sin restañar. Nostalgia, vacío y soledad, la misma de un navegante, de vuelta a este cielo sin tierra, solo en el espacio, sin rastro de sistema solar.
El mono aflora, un sentimiento que somatiza en dolor, sabías a qué venías, es un proceso, hay que ganar consciencia y dominarlo, dejarte arrastrar, sin resistencia, coger impulso, convertirte en cauce, eres riada y ahora marejada, romper los meandros, sacar la rabia, y reventar presas y saltos, ahora tienes el control, vuelas y eres Pegaso, me pongo los cascos, subo el volumen, el sol se oculta y las nubes cubren este espacio, escucho sirenas y bocinas, Churchill suena de fondo, motores de Spitfires arrancan.
«... we shall defend our island, whatever the cost may be... we shall fight on the beaches, we shall fight on the landing grounds, we shall fight on the hills... we shall never surrender...»
El mar se embravece, las olas rompen y rasgan ahora el horizonte, la lluvia asoma y las nubes se oscurecen, el viento arrecia, barcazas asoman a mi derecha y desembarcan cientos de soldados aliados. A mi izquierda los bunkers —horizontales ahora— disparan ráfagas de balas.
Estoy a cientos de kilómetros, aquí nunca se libró, pero es la Batalla de Inglaterra, los primeros Bf 109 pican y hacen silbar el cielo, los soldados caen a mi alrededor, el miedo surca sus caras, el mismo que lucho y quiero afrontar, el mismo porque vuelvo a este templo, a este desierto espacial.
Las primeras gotas de agua caen sobre mi cara, las primeras gotas de sangre me salpican, las últimas lágrimas que pienso llorar, me cruzo con un soldado y poseo su cuerpo, enfilo el búnker granada en mano, reboso de fe, ignoro las balas, venzo el miedo, muerte o gloria, reviento y vuelo este coloso de roca, a mis espaldas Hammersmith tiembla y retruena, la playa es nuestra, escalo esta mole, ya no porto fusil, porto bandera, no me avergüenza, quiero el chute, mis alas de plata, mi capa de héroe, mi enseña de estela.
Y vuelo de nuevo, mi Spitfire riza y de las nubes hace velo, levanto el morro, busco el cielo, cruzo entre cazas enemigos, en mi cabina una foto, no tiene rostro, no es dueña, ni aun tiene dueño.
En mi visual, en mi mira, una cruz gamada, disparo y alcanzo, humo y eco de turbina en caída, un miedo menos, de nuevo más cerca, mi cuerpo baja de un tren y entre figuras grises brilla una en especial, no te pongo cara, no existes todavía, pero sé que sonríes, sé que me amas, que te acercas y me besas, te abrazo y me abrazas, sé que te hago feliz porque mato por verte sonreír y sé que juntos de la mano pasearemos hasta el fin.
Apago el motor, y dejo caer mi caza, todo da vueltas, me dan por muerto, pero en cada giro, en cada anárquico viraje, tu foto se define y yo me siento más vivo, mientras todo rota nuestros cuerpos desnudos se enlazan, mientras hacemos el amor te miro a la cara y te beso, mientras mi caza perfora las nubes, tu cuerpo suplica que toque el cielo mil veces y a plomo caigamos, que nadie robe este instante, que eterno sea el cielo, que eterno sea un «te quiero».
Y arranco el motor, fijo el rumbo y barro el firmamento con ráfagas de rabia, el cielo relampaguea, los rayos estallan, remato 3 cazas en vuelo, quiero salir de este cielo, tocar tierra, tocar tu piel, besar tus labios, volver a sentir, que vueles conmigo, pero con alas, sentir el viento y el agua en la cara, el sol reflejo, la belleza en tu mirada, tu desnuda figura, el aroma a tormenta, el calor de tu cuerpo, tus curvas de locura, el frío de la mañana, sentir que estoy vivo, que si muero resucito, que a tu lado volar quiero, que no hay bala de plata porque ya nada quebrará este vuelo...
El cielo se abre otra vez, los motores se aplacan, el mar ahora en calma, el sol luce una vez más, los bunkers de nuevo verticales, Eddie bandera British en mano sonríe y se aleja, salto a la arena... batalla ganada.